jueves, 3 de mayo de 2012

El paciente 179

El paciente 179, levantó los párpados de una forma imperceptible luego abrió muy despacio los ojos y clavó su mirada sin parpadear, en los azules e inexpresivos ojos de la experta especializada, se produjo un desafío de miradas que duró eternamente.
La espalda de la neuróloga especializada fue recorrida por una descarga eléctrica, gracias a su profesionalidad no se reflejó en su rostro, pero fue invadida por una tremenda inquietud, no podía apartar los ojos de esa mirada penetrante.
Pronto comprendió con toda certeza lo que estaba pasando:


El paciente 179, le estaba leyendo sus emociones.....


El interno sonrió conocedor de su poder, lo hizo, sin parpadear, sin apartar la mirada taladradora de los ojos de ella. Agatha carraspeó ligeramente, ajustó su hermosa melena, cruzó las piernas y se ajustó        las finas lentes.
-Buenos días, Agatha. ¿Te encuentras bien? Tus manos tiemblan un poco.
Su voz era melosa y atrayente, hablaba de una forma muy hipnótica. 
-¡Llámeme doctora! Y vístase, (estaba descalzo y solo llevaba el pantalón del pijama acordonado, mostrando un cuerpo muy atractivo y unos abdominales muy marcados) debemos rellenar unos formularios.
-Si no le importa doctora, permaneceré como estoy, no voy a ninguna parte. ¿Le molesta ver mi torso desnudo? Pues a mi en cambio no me molesta en absoluto ver sus piernas, son preciosas.

Agatha azorada cruzó de nuevo las piernas rápidamente, y se arrepintió de ir con aquella falda tan corta, acercó el bolígrafo a la casilla:
"NO RECUPERABLE" (de la ficha de diagnóstico previo).

No pudo marcarla, a pesar de intentarlo varias veces, de nuevo aquel rostro sonriente y desafiante, los profundos ojos que no perdían un solo detalle de su figura femenina, volvió a sentir un estremecimiento, se supo otra vez deseada como nunca.

Observó que el paciente se hallaba en estado de excitación, una gran  protuberancia en su entrepierna le delataba, aunque su rostro no reflejaba ninguna emoción, la respiración de la psicóloga especializada se tornó irregular y profunda, tal era el estado que le provocaba aquel extraño hombre, intentó que no se le notara pero sus manos sudaban abundantemente y quedaron marcadas en el cartón de las tapas de la carpeta.


-Rápido, inmovilicen y preparen al paciente para una ducha de agua fría. Ordenó con voz seca por el interfono.

Pero a partir de aquí, ya nada fue igual, Agatha salió de aquel recinto, manteniendo la compostura como pudo y caminando deprisa para alejarse rápidamente, no podía explicar la excitación que le suponía saber que le hubiesen leído de esa forma sus intimidades, se sintió totalmente desnuda y atraída por el nº 179.

El problema es que dicho paciente dependía de su diagnóstico para extirparle su condición de ser humano para convertirlo en un vegetal mediante una lobotomía experimental a la que se había ofrecido, pues era uno de los psicópatas y violadores mas peligrosos entre los internos, con muchos terribles asesinatos a su espalda.


¿Que le estaba pasando? una de las mentes mas preparadas, equilibrada, estable, y difícil de impresionar. En esos momentos le gustaba sentirse vulnerable, desprotegida, anhelante, hambrienta, sensual... pero no dejó transcurrir la noche.

-¡Abran la puerta y déjenme a solas con el paciente!
-¿A solas?
-¡Obedezca le digo! Por cierto vaya preparando el formulario para un traslado inminente.

A Toro Pasado

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