martes, 20 de septiembre de 2022

A Toro Pasado

Opiniones de Santi Vila (10 Setiembre 2022)

"La mayoría del Gobierno de Puigdemont éramos supercatalanistas, pero también españoles"

  


El único 'conseller' del Govern de Puigdemont que dimitió antes de la declaración unilateral de independencia de 2017, rememora aquellos momentos de efervescencia en Cataluña, los entresijos políticos del conflicto y la fractura del separatismo

Esta entrevista se realiza en la fecha que marcará para siempre la vida de este hombre, Santi Vila, al que todo el mundo recordará porque fue el único de los discípulos de Puigdemont en la revuelta independentista que decidió pegar un portazo cuando se asomó al abismo. Se fue con un mensaje en redes sociales: "Dimito. Mis intentos de diálogo nuevamente han fracasado. Espero haber sido útil hasta el último minuto al presidente Carles Puigdemont y a los catalanes".

Pero eso ocurrió un mes después de la fecha fatídica, el 7 de septiembre de 2017. Fue ese día cuando Santi Vila empezó a ser investigado por la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por varios delitos, prevaricación, malversación, desobediencia al Constitucional, al haber firmado el decreto de convocatoria del referéndum de autodeterminación.

acabó con una condena de 1 año y 8 meses de inhabilitación especial por un delito de desobediencia y multa de 2.000 euros, pero absuelto de malversación, por la que le pedían tanto la Fiscalía como la Abogacía del Estado siete años de cárcel. Hoy, Santiago Vila Vicente (Granollers, 15 de marzo de 1973) tiene aún pendiente un juicio por los incidentes de aquellos años del 'procés', el próximo 5 de octubre. Está acusado, junto al 'exconseller' de Cultura, Lluís Puig, fugado de la Justicia desde 2017, por el conocido como 'caso Sijena', una causa por desobediencia cuando un juez les ordenó que entregasen los bienes y obras del monasterio de esta población aragonesa, se negaron y tuvo que ser la Guardia Civil la que fuera a recuperarlos al Museo de Lérida.

PREGUNTA. Me gustaría saber qué pensaba usted esos días, hace cinco años. No sé si le produce vértigo mirar atrás. La Fiscalía comenzó a investigarles, pero ustedes seguían adelante. ¿En ningún momento pensó parar por las graves ilegalidades que estaban cometiendo o ya había comenzado a madurar la dimisión?

RESPUESTA. Con la perspectiva que tenemos hoy, es evidente que en el Gobierno de Cataluña había dos almas: la de los consejeros que pensaban que se trataba de tensar la cuerda sin llegar a romperla y la de quienes querían poner en marcha un proceso de independencia. Yo estaba entre los primeros, que éramos supercatalanistas, pero también españoles, y en el Gobierno de Carles Puigdemont, sin duda, éramos la inmensa mayoría los que no queríamos romper España. Solo queríamos eso, tensar la cuerda para conseguir algo del Gobierno de Rajoy, una reforma constitucional o la renovación del Estatuto. Queríamos capitalizar una gran movilización ciudadana en Cataluña para poner al día lo que estaba enquistado desde 2010 [año en el que el Tribunal Constitucional dicta sentencia sobre el Estatuto de Cataluña].

P. ¿De verdad que no pensaban que estaban haciendo algo muy grave, más allá de lo que entendemos por tensar la cuerda? Ya les habían advertido de que era ilegal convocar un referéndum de independencia y lo convocaron…

R. En el peor de los supuestos, pensábamos que nos arriesgábamos a un delito de desobediencia y que, por interés de ambas partes, el choque de trenes nunca llegaría. Nunca, nunca, nunca imaginamos que el delito pudiera ser mayor que ese, desobediencia. Nunca. Nadie pensaba eso, nadie…


P. Vamos a ver, señor Vila, que después sucedió lo que sucedió: convocaron el referéndum, lo celebraron, lo dieron por bueno y declararon la independencia. No sé cómo se llevaba usted con Puigdemont, pero no había dudas de lo que estaba haciendo.

R. Me llevaba muy bien, éramos muy amigos y teníamos una relación excelente, quizá fue eso lo que me perdió… [risas]. Pero tengo claro que por la cabeza del 'president' Puigdemont tampoco pasó nunca la posibilidad de que Cataluña se convirtiera en un estado independiente. Nunca. En todo caso, pensaba que podría lograr una consulta pactada.

P. En fin, lo que está claro es que, si las cosas fueron como usted dice, a quien estaban mintiéndole era a los catalanes cuando les hablaban de independencia.

R. A quienes pensaban que iba en serio, sí, pero no a otros muchos que eran solo instrumentales y su objetivo solo era empoderar al Gobierno de Cataluña para que tuviera fuerza al negociar con Rajoy. Conozco a muchísima gente que estaba en esa posición, que presionaban, pero con los pies en el suelo.

P. ¿Usted sigue siendo independentista?

R. Yo nunca he sido independentista.

"Formo parte de los millones de catalanes que pensamos que España es una nación de naciones y un Estado compuesto"

P. Pero, a ver, usted firmó la convocatoria del referéndum de independencia, y ¿qué votó luego?

R. Sí, firmé la convocatoria del referéndum, es verdad, pero formo parte de los millones de catalanes que pensamos que España es una nación de naciones y un Estado compuesto. Me parecía absolutamente necesario forzar la actualización del acuerdo entre Cataluña y España. No olvide usted nunca que Cataluña está reconocida constitucionalmente como una nacionalidad por razones legales e históricas. Por eso, la Generalitat de Cataluña se restablece antes de que se vote la Constitución española, tras el regreso de Josep Tarradellas. Yo formo parte de esta tradición, catalanista y española.

P. Si, pero ¿qué votó usted en el referéndum?

R. Yo estaba dispuesto a darlo todo para que se pudiera votar, pero no era partidario de la independencia de Cataluña.

P. ¿Qué votó? ¿Sí a la independencia o no?

R. Yo voté que sí.


P. De acuerdo, ahí quería llegar porque es lo que no entiendo: usted dice que nunca ha sido independentista pero votó a favor de la independencia. Y era consejero. ¿No le parece, por lo menos, una frivolidad?

R. Es evidente que aquello no era una movilización legal, solo una movilización política, y, de hecho, al poco tiempo surgió el debate sobre cuántos de los que habían votado que sí a la independencia, lo hubieran hecho en el caso de que se tratase de un referéndum legal. Yo estoy convencido, por ello, de que el número de catalanes que están en la misma posición que yo ha crecido estos años, los que pensamos que juntos nos va mejor pero que España tiene que ser concebida como una gran nación, que lo es, pero una nación de naciones. El encaje constitucional del 78 estaba agotado por la torpeza de muchos y había que renovarlo. Dicho esto, sí que es verdad que debemos ser también autocríticos, porque en Cataluña tenemos la tendencia de ser más acusatorios contra el Gobierno de España que autocríticos. Desde ese punto de vista, en Cataluña ha faltado un principio de lealtad cuando nos hemos sentado en una mesa a negociar con el Gobierno de España. No siempre hemos acreditado adecuadamente la presunción de bondad y la defensa de un proyecto compartido. Hemos dado la sensación de que cada negociación no era más que una estación hasta llegar a conseguir el propósito final… En mi caso, mi propósito final es una España plural y diversa.

P. Ciertamente, ahora que lo dice, sí que es raro ver a un catalanista con un discurso de autocrítica. La falta de lealtad del catalanismo, por ejemplo, nadie suele decirlo…

R. Yo creo honestamente que, en aquellos dos años, 2016 y 2017, de los que no estoy nada orgulloso, perdimos el control porque las emociones y los sentimientos se apoderaron de la razón. Pero, admitido esto, también es verdad que necesitábamos reivindicar, por dignidad, el despropósito que se produjo en la sentencia contra el Estatut. ¿Falta de lealtad? Sin duda, sin duda. El catalanismo político, en esta última década, ha acreditado sobradamente su ideología, pero no tanto su españolidad. No siempre ha sido así, recuerde que en 1985 hasta el periódico 'ABC' designó a Jordi Pujol 'español del año'. Y era un proyecto radicalmente catalán, pero también español. En algún momento dejamos de defenderlo así, el catalanismo político dejó de sentirse cómodo, hasta que llegó el colapso a partir de 2010, como le decía antes.

P. Una cosa es la 'incomodidad' y otra es promover la ilegalidad, ¿no le parece?

R. El Gobierno de Rajoy, del que conservo buenos amigos, también era un Gobierno muy duro, que se podía mover poco por su electorado, y nosotros tensamos tanto la cuerda que acabó rompiéndose. De todas formas, en mi opinión, y esto no lo compartirá todo el mundo en Cataluña, lo que sucedió fue un despropósito porque nunca teníamos que haber llegado a aquel extremo. Ni Cataluña ni el conjunto de España se merecían, por su reputación, una crisis como la de octubre de 2017 e imágenes como las que se vieron, de señores mayores por el suelo cuando acudían a votar. Yo participé de ese despropósito y lo digo con toda mi pena. No lo repetiría.


P. Decía usted antes que la mayoría del Gobierno de Puigdemont no quería la independencia, pero, sin embargo, el único que dimitió fue usted…

R. Le podrán contar lo que quieran, pero le aseguro que la inmensa mayoría de los 'consellers' jugábamos esas cartas. ¿Fui el único que dimitió? Pues sí, es verdad, claro, porque me negué a hacer el gesto simbólico de una declaración de independencia, pero eso ya nos lleva a otra cuestión: la confianza que podíamos tener en la palabra de Rajoy como presidente del Gobierno. En privado, nos había dicho que no suspendería la autonomía de Cataluña si levantábamos el pie del acelerador, pero Puigdemont pensaba que, hiciéramos lo que hiciéramos, estaba decidido a suspenderla. Yo sigo convencido de que Rajoy no hubiera suspendido el autogobierno si hubiésemos parado, pero esto ya es historia contrafactual.

P. ¿Mantiene alguna relación con el fugado Puigdemont o le consideran un 'botifler', un traidor?

R. A mí Puigdemont nunca me ha llamado 'botifler' porque sabe que fui un 'conseller' leal. De hecho, seguimos en contacto y tenemos una relación correcta, cordial, pero distante porque políticamente estamos muy distanciados, aunque en lo personal solo puedo desearle cosas buenas.

P. El independentismo catalán siempre ha querido compararse con Escocia o con Quebec. ¿No le parece que la forma en la que se ha desinflado la Diada en solo cinco años demuestra que no tiene nada que ver?

R. En estos cinco años han pasado muchas cosas, como la pandemia, que no es poca cosa. En circunstancias tan graves y excepcionales, la ciudadanía aprecia a los dirigentes que están volcados en lo concreto, la salud, el empleo… También afecta mucho el desengaño, claro; el desencanto de ver cómo proyectos que aparentaban ser muy fáciles conllevan unos costes enormes de prestigio, de deterioro de la convivencia, de progreso económico… Quiero pensar que también la gente ha reflexionado en este sentido. En definitiva, la realidad catalana es muy compleja y creo que no admite comparaciones con la de Escocia o de Quebec. Ya veremos qué ocurre en adelante y si el presidente del PP, Núñez Feijóo, que tiene ahora los vientos favorables, le aplica si llega a la Moncloa la táctica del extintor de Pedro Sánchez o si viene con lanzallamas con los mismos errores del Partido Popular, como en 2017, que nos dejó a la intemperie a los moderados.

"Si gana el PP, espero que no vengan otra vez con el jarabe de palos porque sería un gran regalo inesperado para los más radicales"

P. Comparto, como dice, que el presidente Sánchez ha contribuido decisivamente a desinflamar el conflicto y pinchar el globo, pero lo más efectivo contra la ilegalidad fue la condena del Tribunal Supremo. Usted estaba en el banquillo. ¿Qué piensa?

R. Pues como usted señala, esta pregunta se la hace a alguien que es parte y, por tanto, no puede ser objetivo. De todas formas, yo cumplí condena, a mí no me indultó Pedro Sánchez; yo cumplí condena por desobediencia y creo que mi condena fue justa y proporcionada. Sin embargo, algunos de mis compañeros que fueron condenados por delitos de malversación y sedición sufrieron una pena desproporcionada. Esa situación es la que ha corregido el Gobierno de Pedro Sánchez, y así lo ha manifestado. Le repito lo de antes: en ningún momento pensamos que estuviésemos pudiendo cometer delitos de sedición y mucho menos de rebelión, porque en Cataluña no se rompió ni una papelera en esos dos años. Dicho esto, es evidente que cuando los tribunales recuerdan que incumplir las leyes tiene consecuencias, eso hace pensar a todo el mundo. Claro que sí. Como debe ser, porque no hay democracia sin ley. Pero reitero, y no soy nada sospechoso de ser socialista, que el PSOE de Pedro Sánchez ha sido providencial para la convivencia en Cataluña porque ha desactivado el victimismo contra España. Solo nos queda el problema de Puigdemont y, si se solucionara, todo volvería a donde tiene que estar, en los despachos. Las calles y las manifestaciones las carga en diablo, como sabemos bien.

P. Decía que mantiene una buena relación con Puigdemont. ¿Piensa seguir fugado siempre o va a entregarse?

R. Eso se lo tiene que preguntar a él. Lo único que le puede contar es lo que yo le digo a él, que es que sea muy prudente porque, aunque obtenga reconocimiento de las instituciones europeas, España es un Estado de Derecho con muy mala pegada, como ha acreditado. De modo que, si quiere volver a España, que lo tenga muy hablado a derecha e izquierda.

P. Le pido ahora que haga de analista político. ¿Qué supone la división interna del independentismo, como se refleja en esta Diada de 2022?

R. En esta Diada se encarna algo que era inevitable, el choque entre un independentismo pragmático, como el de Esquerra, y otro más intransigente y radical, vinculado a un sector de Junts per Catalunya. Estos apuestan por volver al colapso, por el 'cuanto peor, mejor', que es algo que no lleva a ninguna parte y ni siquiera tiene recorrido. Frente a eso, Esquerra ha actuado, a mi modo de ver, de forma valiente e inteligente, ha tomado conciencia de que un proyecto de independencia solo puede ser viable si es inmensamente mayoritario, incluso para la convocatoria de un referéndum. Por tanto, Esquerra ha jugado, razonablemente, la carta de la gestión, con la convicción de que solo tendrán el respaldo suficiente si acreditan que son mejores gestores que Madrid, más austeros y beneficiosos para los ciudadanos. Tienen que recuperar solvencia en la gestión y demostrar que están pegados a la realidad, que su idealismo no invalida el principio de realismo. Junto a eso, como hablábamos antes, la actuación del PSOE y de Pedro Sánchez, en concreto, ha sido muy sanadora, por el tono del discurso y por los indultos. Objetivamente, no ha afrontado nada de los objetivos políticos del independentismo, pero ha sido muy balsámico y conciliador. Solo con eso, los moderados del catalanismo nos sentimos muy reconfortados y puede contribuir a que se quede definitivamente atrás la crisis política que nunca se tenía que haber dado.

Esquerra ha jugado, la carta de la gestión, con la convicción de que solo tendrán el respaldo suficiente si son mejores gestores que Madrid

P. En todo caso, usted no dice que el independentismo catalán haya muerto.

R. No, no, para nada. El independentismo no ha muerto y esto debe ser un mensaje para la política en Madrid, a izquierda y a derecha. El problema político en Cataluña persiste y, una vez resuelto los problemas personales, hay que abordar el malestar social de una comunidad histórica que, por las razones que sean, objetivas o subjetivas, no se siente reconocida en un proyecto que tiene que ser compartido, que es España. Esto es lo que hay que reconocer y afrontar para que España sea un gran país y un proyecto de éxito.

P. Hablaba antes de Mariano Rajoy. ¿Tan mala fue su experiencia en su relación con ellos?

R. No, no se trata de eso, tengo una impresión inmejorable de algunos ministros de entonces como Méndez de Vigo, Rafa Catalán o Ana Pastor; gente que entendía que la diversidad era un valor y no un problema. Otra cosa es que quedaran atrapados por las circunstancias, como nos ocurrió a nosotros. Todos deberíamos aprender de lo ocurrido en aquel bienio y, si los socialistas vuelven a ganar las elecciones generales, que afronten las reformas políticas, además de aplicar el extintor. Pero si quien gana es el PP, espero también que hayan aprendido y que no vengan otra vez con el jarabe de palos porque sería un gran regalo inesperado para los independentistas más radicales e intransigentes. Fíjese solo en un detalle: cuando Pedro Sánchez presentó la moción de censura, los independentistas más radicales eran absolutamente contrarios a sacar de la partida a Mariano Rajoy. Contra el PP, el independentismo vivía mejor.   


P. Un veterano sindicalista y político catalán, Joan Coscubiela, dijo en estas entrevistas que a Oriol Junqueras lo llamaban 'el cardenal Mazarino', aquel político italiano que comenzó luchando contra Francia y acabó sustituyendo al cardenal Richelieu al servicio de la corona francesa. Oriol Junqueras simula y disimula, dice Coscubiela. ¿Es así?

R. [risas] Déjeme que me reivindique, me va a permitir el egocentrismo: si en la primavera de 2017, Soraya Sáenz de Santamaría, que era vicepresidenta del Gobierno de Rajoy, hubiera confiado más en mí que en Oriol Junqueras, esto no hubiera colapsado. Otro gallo cantaría en Cataluña. No le puedo decir más, pero mis visitas a la Moncloa se pueden acreditar documentalmente porque los coches oficiales van y vienen.

"Si en la primavera de 2017, Soraya Sáenz de Santamaría hubiera confiado más en mí que en Oriol Junqueras, esto no hubiera colapsado"

P. Un aspecto que siempre me ha llamado la atención, como andaluz y como español es esto que repiten del 'encaje' y de la 'comodidad' de Cataluña en España. De lo que estamos hablando es de dinero, ¿no?

R. Bueno, no, no. De lo que hablamos es de compartir un proyecto. Fíjese en Barcelona, una ciudad brillante que ahora se siente acomplejada porque la comparan siempre con Madrid y algunos, yo creo que para pinchar, hasta dicen que la tienen que comparar con Málaga, que es una ciudad que va como un tiro, una gran capital del Mediterráneo a la que, por otra parte, adoro. Todo esto es hiriente para un barcelonés y muchos tenemos la sensación de que Barcelona, con el apoyo del Estado, sería una capital que de verdad jugaría en la primera división. Sin embargo, año tras año, el Estado lo que hace es beneficiar sistemáticamente a Madrid en detrimento de Barcelona. En esas, la única posibilidad de que no haya quien piensa que la independencia nos iría mejor, es con un Estado español que sienta como propias a Barcelona y a Madrid.

P. Bueno, a ver, igual está usted pasando por alto otros detalles no menores para ese declive, como la responsabilidad de la alcaldesa, Ada Colau, ¿no le parece?

R. Sin duda, sin duda; se lo está usted diciendo a alguien que es absolutamente anti-Colau. Tanto que ayudaré en lo que pueda para que se pueda producir un cambio en las próximas elecciones municipales, aunque en lo personal no puedo plantearme nada porque todavía no estoy limpio judicialmente de todo lo ocurrido en aquel bienio del 16/17.

P. Una última cuestión. Usted es historiador. ¿Y eso de que algunos colegas suyos digan que Cervantes, Colón, Santa Teresa de Jesús y hasta Leonardo Da Vinci eran catalanes?

R. ¡Ah! Esto es muy cachondo. A ver, yo restrinjo a la esfera privada todo lo referente a los asuntos identitarios. Lo importante es que nos una el patriotismo constitucional. Por lo tanto, en lo privado, que cada cual piense lo que quiera. ¿Es historia? No, hombre, nada académico, eso es un cachondeo, ruido irrelevante que forma parte del folclore de cada tribu y, por lo tanto, no hay que prestarle más atención a esos libros de caballería.

Esta entrevista se realiza en la fecha que marcará para siempre la vida de este hombre, Santi Vila, al que todo el mundo recordará porque fue el único de los discípulos de Puigdemont en la revuelta independentista que decidió pegar un portazo cuando se asomó al abismo. Se fue con un mensaje en redes sociales: "Dimito. Mis intentos de diálogo nuevamente han fracasado. Espero haber sido útil hasta el último minuto al presidente Carles Puigdemont y a los catalanes".


Fuente: Javier Caraballo

viernes, 1 de abril de 2022

Sobre el bofetón de Will

El actor Will Smith no dudó en pegar un bofetón al presentador Chris Rock por un chiste sobre su mujer, Jada Pinkett Smith.

Nada hacía presagiar que los presentes en el Teatro Dolby de Los Ángeles, donde se ha celebrado esta noche la gala de los Premios Oscar 2022, no solo iban a disfrutar en directo de la ceremonia de entrega de todas las estatuillas, sino también del sonoro bofetón del galardonado al cómico y presentador.

Con su 'humor' habitual, Chris Rock se subía al escenario y empezaba a repartir sus supuestos chistes entre todos los presentes. Javier Bardem y Penélope Cruz, Leonardo DiCaprio y, por último, Will Smith y su mujer Jada Pinkett Smith fueron algunos de los que aguantaron los chascarrillos del presentador. 

Pero si bien todos aceptaron con humor estos 'divertidos ataques', el actor no soportó una de las bromas que Chris Rock dedicó a su mujer. El humorista comparó el corte de pelo de Jada con la película 'La teniente O'Neil', en la que la actriz Demi Moore luce su cabeza rapada.

Fue entonces cuando, ni corto ni perezoso, Will Smith se levantó de la silla, lentamente y se fue directo hacia Chris y le pegó una bofetada con la mano abierta que dejó a todos los presentes descolocados. Si bien muchos pensaban que formaba parte de la gala, las palabras que pronunció el estadounidense seguidamente hacían borrar rápidamente esa idea. 

"Quita el nombre de mi mujer de tu puta boca", chillaba hacia el escenario el nominado y premiado posteriormente a 'Mejor actor'. 

Hay que entender que la cabeza rapada de Jada Pinkett-Smith, obedece a una enfermedad, alopecia androgenética, que ha reconocido públicamente y no a una decisión estética o de trabajo.      

   


¿En que momento se pasa del nivel de las palabras a los hechos?

En Cataluña ya no hay catalanes, hasta ahora éramos los ñordos y los separratas, no se podía estar en el medio, pues si no eres separrata automáticamente pasas a ser ñordo y antidemocrático y viceversa, en la calle, en los grupos de Whatsapp, en la escalera, al ir a comprar al Super, la situación social se enrarece progresivamente, lo cual podemos constatar al apreciar los cambios del lenguaje popular, el poder político que deriva en el poder mediático, restringen las palabras e incluso pretenden redefinir el género de las mismas, impidiendo la fluidez del lenguaje no vaya a ser que ofendamos a según que colectivo, de modo que ahora ya hay dos lenguajes, el del bar y el del trabajo.

En una sociedad tan podrida de identitarismo, en lugar de proliferar los eufemismos se activan los disfemismos, la lengua coloquial informa sobre el estado de la convivencia mejor que las encuestas, ningún cambio léxico ejercido desde arriba ha logrado modular los sentimientos de solidaridad, repulsa o xenofobia de una sociedad, es un espejo de la convivencia, aunque a veces, como los de la Caverna de Platón, nos devuelva una imagen deformada.

Para quien desee conocer las intrincadas relaciones entre el lenguaje y el totalitarismo.La lengua coloquial es un espejo de la convivencia, aunque a veces devuelva una imagen deformada.

En España, llegamos a la plena aceptación del matrimonio homosexual por un camino de chistes de mariquitas. En la antigua Yugoslavia desaparecieron los chistes xenófobos entre los distintos pueblos unos meses antes de que apareciera la violencia. En Estados Unidos, en cambio, un pasillo desinfectado con la lejía de los eufemismos y el lenguaje respetuoso se llevó la presidencia de Trump. 

La relación entre la convivencia y el diccionario no es unidireccional, en ocasiones el léxico se ensucia para aligerar tensiones, y otras se emponzoña al mismo ritmo que la sociedad. Desde hace diez años en Cataluña, la relación entre los catalanes es cada vez más tensa, podemos analizar cómo nuevas palabras se popularizan en las dos partes, ayudadas en parte por las plataformas sociales. 

Desde hace algún tiempo me llaman 'ñordo' por que no me 'molestan' los españoles y desde hace mas de un par de años tildan de 'separratas' a algunos vecinos independentistas. 

A todos nos llaman fascistas, neofranquistas o lazis (neologismo entre nazi y lazos amarillos) alguna vez, según la ocasión, con lo que está claro que unos términos aparecen mientras otros se vacían de contenido. En una comunidad tan podrida de identitarismo como la catalana, en lugar de proliferar los eufemismos están proliferando los disfemismos. 'Polaco', la vieja forma despectiva de llamar a los catalanoparlantes, fue acogida por esta comunidad de la misma forma que los homosexuales se apropiaron del término 'marica'. 

Los españolistas radicales se refieren al término 'catalufo', que fonéticamente remite a cutrez y abandono, y el disfeísmo 'separrata', que animaliza a sus rivales y les atribuye suciedad moral, carácter astuto e intenciones traicioneras. Los independentistas, por su parte, llaman desde hace años a sus oponentes 'unionistas', que remite a la guerra de secesión norteamericana y al conflicto territorial de Irlanda del Norte. Los españoles de Cataluña siempre han sido 'charnegos', término despectivo que se originó para referirse a los borbónicos, y desde la izquierda nacionalista también se nos llama 'botiflers' (del francés 'flor de lis'), que hoy se emplea también para los sospechosos de traición o de herejía hacia la causa independentista, como Gabriel Rufián. La aparición de 'ñordo' es más reciente y va un paso más allá en el desprecio y la deshumanización,  es apelativo identitario, mientras 'unionista' es un apelativo político, como 'fatxa', 'ñordo' es identitario, significa porción de excrementos y los independentistas radicales lo emplean para referirse a los españoles, en alusión a que esta palabra contiene la letra Ñ, ausente en el diccionario catalán, cuando no el término ultraderechista, mezclando churras con merinas. 

Se usa también 'españordo', y se refieren a España como 'Ñordistán', otro neologismo entre ñordo y Kurdistán, un país de mierda poblado por mierdas humanas. Basta buscar en Twitter el término para constatar que este es el uso popular. De esta manera, ñordos y separratas vivimos progresivamente más enfrentados, incapaces de ver la parte humana o razonable del otro. El lenguaje callejero y tuitero nos redefine a los ojos de nuestros contrarios, y nos coloca en posiciones en las que a nadie le gustaría estar. Sospecho que, mientras estas expresiones sigan popularizándose, cualquier intento de los políticos más moderados de coser las heridas va a caer en saco roto. Lo que no se entiende es que, a la vista del envilecimiento del lenguaje popular, los líderes políticos sigan jugando a aumentar la tensión. El léxico avisa de que esto puede acabar muy mal.

Para finalizar estas reflexiones que van de menos a mas, solo hay que ver en las noticias, los obuses destrozando objetivos civiles en varias ciudades de Ucrania, desde hace 36 días mientras el dirigente ruso Vladimir Putin, afirma sin ruborizarse que es una "operación militar especial ", es decir saltándose varios niveles de eufemismos de golpe

Eufemismo: Palabra o expresión más suave o decorosa con que se sustituye otra considerada tabú, de mal gusto, grosera o demasiado franca.

Disfemismo: Modo de decir que consiste en nombrar una realidad con una expresión peyorativa
 o con intención de rebajarla de categoría, en oposición a eufemismo.

jueves, 14 de enero de 2021

Eufemismos

 

¿Mienten los políticos?

No, los políticos maquillan la realidad a base de eufemismos, 'maquillar la realidad' es el eufemismo, que sustituye al de 'vd. no ajusta a la verdad'. Por lo tanto hay que reconocer que si hablar con eufemismos es un arte, el politico es un artista. 



Soluciones mágicas.

Para eliminar la violencia en Cataluña lo que hay que hacer es "reducir al máximo los espacios de confrontación" y se quedan tan anchos. Nos estan llamando gilip0llas a la cara y se quedan tan tranquilos.

Con la llegada de la crisis comenzó en España el auge de los eufemismos políticos. En los últimos años, nuestros políticos e instituciones han demostrado que es mejor envolver las palabras con suaves eufemismos que utilizar una palabra más franca y dura como, por ejemplo, »crisis» 

El discurso político, ya sea en España o fuera de nuestras fronteras, tiende a sustituir las crudas verdades por otras más digeribles. Lainformacion.com hace un repaso de los términos más destacados del nuevo diccionario político:

  • José Luis Rodríguez Zapatero fue durante su última leguislatura un experto en evitar la palabra »crisis». Para evitar la palabra tabú, habló de desaceleración, coyuntura negativa, periodio de serias dificultades, estancamiento, situación ciertamente difícil y complicada.
  • La vicepresidenta del Gobierno de Zapatero y ministra de Economía, Elena Salgado, auguró los llamados »brotes verdes» en 2009. Se refería a una supuesta pronta recuperación y estabilidad que sufriría la economía española.
  • El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sabe disfrazar las malas noticias. En vez de hablar de los recortes que estaba acometiendo, recurrió a la expresión »reformas estructurales». También utilizó la incoherente, pero útil, expresión »crecimiento económico negativo», a la que antes había recurrido el exministro de Economía Pedro Solbes.
  • La ministra de trabajo Fátima Báñez calificó de »movilidad exterior» a la emigración forzosa de jóvenes por culpa de la crisis. Báñez aseguró que su departamento trabajaba para conseguir que los jóvenes que quieran buscar oportunidades fuera de España puedan hacerlo, porque «a eso se le llama movilidad exterior». En aquel momento, más de 300.000 jóvenes ya se habían marchado en busca de trabajo.
  • El ministro de Economía, Luis de Guindos, se negó a hablar de rescate y prefirió utilizar la expresión »préstamo en condiciones muy favorables». También llamó »gravamen adicional» a la subida del IVA.
  • »Indeminización en diferido» fue la expresión a la que recurrió la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, al explicar el finiquito de extesorero del partido, Luis Bárcenas.
    • La Casa Real habló de »cese temporal de la convivencia matrimonial» para referirse a la ruptura entre los Duques de Lugo, la Infanta Elena y Jaime de Marichalar.
    • El concepto de »ticket moderador sanitario» estuvo en boca de todos tras las declaraciones del presidente de la Generalitat, Artur Mas. Se trataba de un complejo eufemismo para no utilizar la palabra »copago» y así no contradecir los principios de la sanidad pública. Igualmente, la Comunidad de Madrid, en boca de Ignacio González y el consejero de Sandidad, Javier Fernández Lasquetty, se refirió al término »externalización» para evitar hablar de »privatización».
  • El actual ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, prefirió hablar de »medidas expecionales para incentivar la tributación de rentas no declaradas» que de amnistía fiscal.
    • No solo los políticos españoles son maestros en el arte de maquillar las palabras, también el Banco Central Europeo. El BCE exigió al Gobierno de Zapatero una serie de medidas de ajuste económico, que se traducían en una »devaluación competitiva de los salarios», es decir una bajada de sueldos.

    Los extranjeros tampoco se salvan

    • El discurso político francés también va cargado de ricos eufemismos. Las palabra »austeridad» está prohibida, aunque los presupuestos para 2017 digan lo contrario. Hollande prefiere hablar de »poner en el lugar correcto a las finanzas públicas». De la misma manera, mientras Merkel quiere una mayor unidad política, Hollande opta por la »integración solidaria».
    • El general del ejército estadounidense David Petraeus presentó su dimisión en 2012 como director de la CIA tras descubrirse una relación extramatrimonial. Petraeus se dispulpó por »slipping my moorings» (resbalar mis amarres, la traducción literal) para referirse a su amorío con su biógrafa.
    • En 2008 Hillary Clinton aseguró haber sido inmovilizada por el fuego de los francotiradores durante un viaje a Bosnia. Cuando un vídeo sugirió lo contrario, habló ante las cámaras sobre su »mis-speak», una forma muy sutil de reconocer sus fallos. Su marido, Bill Clinton, también ha sido protagonista de algunos escándalos lingüísticos. Tal vez el que más se recuerde sea cuando admitió que había fumado marihuana, pero que nunca inhaló. Inmediatamente, el verbo inhalar se convirtió en un sinónimo de drogarse en los campus de EEUU.
    • La agitada vida privada de Silvio Berlusconi también ha dado lugar destacados eufemismos. La prostituta Patrizia D»Addario aseguró que durmió con el exprimer ministro italiano. El abogado del político negó las acusaciones y añadió que Berluconi no contrató ni pagó a D»Addario personalmente, sino que fue el »utilizzatore finale» o »usuario final» y que, por lo tanto, no tenía resposabilidad penal. La frase pronto se comvirtió en un eufemismo utilizado en Italia para referirse a los hombres que pagan por tener relaciones
    • Posiblemente el caso mas sonado El escándalo Clinton-Lewinsky fue un escándalo político sexual que surgió en 1998, por una felación, entre el presidente Bill Clinton y una empleada Monica Lewinskyllevaron finalmente al juicio por perjurio del presidente finalmente fue exonerado, este argumentó que "Depende del significado de la palabra 'hay'​ con respecto a la veracidad de su declaración de que "no hay una relación sexual, una relación sexual impropia o cualquier otro tipo de relación impropia", de modo que una mamada pasa a ser 'relación impropia'.

    martes, 1 de diciembre de 2020

    Por qué lo llaman diversidad si quiere decir racismo?

     ¿Cómo se dice xenofobia en catalán?

    El autor cuenta su experiencia como alumno de un curso de la Universidad de Barcelona

    Bruno Bimbi 28/11/2020


    Universidad Autónoma de Barcelona

    –Disculpe, profesora, ¿este grupo no es en español? –pregunta una alumna asiática en la primera clase online, luego de entender que no va a entender.

    –No, no, no. Mis clases son en catalán –responde la profesora.

    La pandemia ha golpeado duro a CTXT. Si puedes, haz una donación aquí o suscríbete aquí 

    –Pero este grupo es en español –interviene otro alumno, latinoamericano–. En el listado que la Universidad de Barcelona publica en la web y todos consultamos antes de hacer la matrícula, dice que es en español. Es uno de los únicos...

    –No, es un error –lo corta la profesora.

    La disciplina es obligatoria para todos los grados de la facultad, de modo que hay nada menos que once grupos con diferentes días, horarios, profesores y lenguas para elegir, o al menos eso promete la universidad a sus alumnos.

    De los once, nada menos que nueve son en catalán.

    Diez, dice la inmersión lingüística.

    –Yo no entiendo catalán –dice la alumna oriental.

    –Lo lamento, pero yo no doy clases en español. Si pusieron eso, se equivocaron. No es culpa mía –dice la profesora, y agrega: –Ustedes deberían esforzarse para entender, no lo están intentando... Es una lengua muy parecida.

    Eu não sei de quem é a culpa –dice el latinoamericano–, mas eu fui ver agora, de novo, no site da universidade e lá diz que este grupo é em espanhol. O único que a gente está pedindo é pra senhora cumprir o que a universidade prometeu. Aliás, só tem dois grupos pros hispano-falantes; os outros nove são em catalão.

    Diez, insiste la inmersión lingüística.

    –No entendí –dice la profesora.

    A senhora deveria se esforçar para entender. O português também é uma língua muito parecida –dice el latinoamericano.

    Los hispanohablantes nacidos de este lado del océano se callan, pero algunos avisan, en privado, que mejor no te metas en líos, porque te van a acusar de no sé cuántas cosas, yo sé lo que te digo, es un tema tabú...

    –Yo no hablo catalán –insiste la alumna oriental.

    –Está bien –dice la profesora–, hoy daré la clase en español, pero es un error.

    Sin embargo, poco después, otra alumna pide reabrir la discusión. Lo pide en catalán y, a partir de entonces, comienza una asamblea del procés. Un grupo de alumnos se refiere con cierto desprecio a esos dos extranjeros, levantando una barrera lingüística que los deja afuera de la discusión. El resto se calla y mira para otro lado.

    –¿Les parece bien hablar de nosotros en un idioma que no entendemos ni podemos usar para responderles? –pregunta el latinoamericano.

    La profesora, empoderada, entre banderas imaginarias, anuncia:

    –Voy a dar mi clase en mi lengua. Y al que no le guste...

    –¿Alguno de ustedes no habla español? –pregunta el latinoamericano.

    –Todos lo hablamos, pero no es eso –responde una alumna.

    La oriental ya no habla más, quizás se haya ido.

    Según los resultados de 2018 de la Encuesta de Usos Lingüísticos de la Población, realizada por el Instituto de Estadística de Cataluña, el castellano es la lengua inicial del 52,7% de los catalanes de más de 15 años, mientras que el catalán lo es del 31,5%. El 48,6% usa el castellano como lengua habitual y el 46,6% se identifica con él como su lengua, porcentajes que caen al 36,1% y 36,3% para el catalán. El 6,9% se identifica con ambas lenguas y el 7,4% las usa habitualmente sin distinción. Cuando están en casa, a solas con su familia, sin ninguna bandera observándolos, la mayoría habla en castellano: el 37,7% solo usa sólo ese idioma, el 10,1% usa más el castellano que el catalán, el 7,8% ambas lenguas, el 5,6% más el catalán que el castellano y apenas el 27,2% usa sólo el catalán. Y, si bien el 94,4% entiende la lengua obligatoria en las aulas universitarias, sólo el 81,2% la habla, el 85,5% la lee y apenas el 65,3% la escribe, contra 97,6% que escribe en castellano, 98,5% que lo lee, 99,5% que lo habla y 99,8% que lo entiende. En Barcelona, donde está el edificio en el que los alumnos discuten con la profesora, el 50,6% de la población se identifica con el español y sólo un 31% con el catalán.

    Piden que al menos un grupo –¡de once!– use la lengua que habla la mayoría.

    Apenas uno, aunque la universidad informa que hay dos.

    Al latinoamericano le encantaban las canciones del Nano en catalán y decía que le gustaría aprenderlo para cantarlas, pero ya le sacaron las ganas. Cada vez que tiene que hacer un trámite en la Generalitat y se niegan a responderle en una de las lenguas oficiales del país, haciéndole ver que le seguirían refregando en la cara que es extranjero si no estudia el idioma con el que se identifica apenas el 31% los habitantes de la ciudad donde vive, hasta Pare y Seria fantàstic le gustan menos. Y esto no es una discusión sobre el procés, o sobre los presos –que el latinoamericano cree que deberían estar libres–, sino sobre el fanatismo, la xenofobia y hasta la falta de gentileza que gobiernan Cataluña.

    Existe un debate legítimo sobre la inmersión lingüística en las escuelas, como forma de preservar el catalán como patrimonio cultural de Cataluña, garantizando que pase a las próximas generaciones. El maximalismo que ha tomado ambos lados del conflicto soberanista, que ya perciben como enemigo no sólo al otro, sino también a su lengua, tal vez haya impedido explorar otras alternativas, como la enseñanza bilingüe, o algún modelo que garantice pluralidad y derecho a decidir.

    Pero esa discusión, que puede tener mucho sentido cuando hablamos de la escuela, lo pierde en el caso de la universidad, donde estudian personas ya adultas, que superaron hace muchos años el período crítico de adquisición del lenguaje a partir de la mera exposición a un entorno lingüístico. Si quieren que aprendamos catalán en la universidad, nos tienen que convencer, seducir –lo que están haciendo es exactamente lo contrario– y, sobre todo, facilitar la tarea. En vez de imponerlo por la fuerza, yo comenzaría ofreciendo clases gratuitas.

    –Lo mejor es que te cambies de grupo –dijo la profesora.

    Esa misma tarde, el extranjero recibió un email de la directora de estudios de la facultad: “Puesto que tiene tantos problemas para seguir la asignatura, solicite, por favor, a la Secretaría de la Facultad un cambio de grupo”, decía. Los problemas, claro, eran suyos, al igual que la culpa. Ya sin ánimo de discutir, pidió que le confirmaran si el otro grupo que en la web de la universidad dice que es en español realmente lo era. No le respondieron. Hecho el cambio en la Secretaría, llegó a su segunda primera clase y, claro, era en catalán. Esta vez, no dijo nada. Más tarde, envió un email a la nueva profesora, explicando la situación. Resaltó nuevamente que había otros diez grupos en catalán.

    ¡Once!, gritó la inmersión lingüística.

    La única solución a la que llegaron fue que el extranjero no fuera más a clase y leyera la bibliografía de forma autónoma para los exámenes.

    –Profesor, el día del examen, ¿es posible que haya una versión con las preguntas en castellano? –le preguntó el extranjero a otro docente de una disciplina que ni siquiera simula tener grupos en español, a pesar de que también hay muchos.

    El profesor respondió en catalán, sin que se le cayera la cara de vergüenza.

    Respondió en catalán esa pregunta.

    El alumno no entendió nada.

    –Ok, gracias.

    Pronto, falei.

    martes, 29 de septiembre de 2020

    El Independentismo no está acabado ni mucho menos








    Entre el ridículo y el esperpento.
    Aún le queda mucho camino por recorrer, algunos parace ser que la capacidad para hacer el ridículo es infinita, la verdad es siento un poco de vergüenza ajena.





    Alguien se está riendo, quizás el autor de esta ocurrencia, debe sentir un cierto placer ver que no hay límites a la estulticia.

    martes, 22 de septiembre de 2020

    Apuntes sobre el socialismo

    Adrián Rogers, (1931) 

    Cualquier parecido de estos tiempos modernos en mera coincidencia.


    "Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo. 

    El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona. 

    Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo.

    Mi querido amigo, es el fin de cualquier nación. 


    No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola".


    EL SISTEMA TRIBUTARIO ESPAÑOL

    Algo tan sencillo como tomarse una caña con los amigos puede darnos toda una lección de vida. No se pierda la siguiente reflexión sobre el sistema tributario español…Todos los días 10 hombres se reúnen en un bar para charlar y beber cerveza.

    La cuenta total de los diez hombres es de 100€.


    Acuerdan pagarla de la manera proporcional en que se pagan los impuestos en la sociedad de un país, con lo que la cosa sería más o menos así, según la escala de riqueza e ingresos de cada uno:· Los primeros 4 hombres (los más pobres) no pagan nada.


    · El 5º paga 1€.

    · El 6º paga 3€.

    · El 7º paga 7€.

    · El 8º paga 12€.

    · El 9º paga 18€.

    · El 10º (el más rico) paga 59€.


    A partir de entonces, todos se divertían y mantenían este acuerdo entre ellos, hasta que, un día, el dueño del bar les metió en un problema:

    “Ya que ustedes son tan buenos clientes,” les dijo, ” Les voy a reducir el costo de sus cervezas diarias en 20€. Los tragos desde ahoracostarán 80€.”


    El grupo, sin embargo, planteó seguir pagando la cuenta en la misma proporción que lo hacían antes. Los cuatro primeros siguieron bebiendo gratis; la rebaja no les afectaba en absoluto. ¿Pero qué pasaba con los otros seis bebedores, los que realmente abonan la cuenta? ¿Cómo debían repartir los 20€ de rebaja de manera que cada uno recibiese una porción justa?


    Calcularon que los 20€ divididos en 6 eran 3,33€, pero, si restaban eso de la porción de cada uno, entonces el 5º y 6º hombre estarían cobrando para beber, ya que el 5º pagaba antes 1€ y el 6º 3€. Entonces el barman sugirió una fórmula en función de la riqueza de cada uno, y procedió a calcular la cantidad que cada uno debería pagar.


    · El 5º bebedor, lo mismo que los cuatro primeros, no pagaría nada: (100% de ahorro).

    · El 6º pagaría ahora 2€ en lugar de 3€: (ahorro33% )

    · El 7º pagaría 5€ en lugar de 7€: (ahorro 28% ).

    · El 8º pagaría 9€ en lugar de 12€: (ahorro 25% ).

    · El 9º pagaría 14€ en lugar de 18€: (ahorro 22%).

    · El 10º pagaría 49€ en lugar de 59€ahorro 16%).


    Cada uno de los seis pagadores estaba ahora en una situación mejor que antes: los primeros cuatros bebedores seguían bebiendo gratis y el quinto también.

    Pero, una vez fuera del bar, comenzaron a comparar lo que estaban ahorrando. “Yo sólo recibí 1€ de los 20 ahorrados ,” dijo el 6º hombre y señaló al 10º bebedor, diciendo ” Pero él recibió 9€” “Sí, es correcto ,” dijo el 5º hombre. ” Yo también sólo ahorré 1€; es injusto que él reciba nueve veces más que yo.”


    “Es verdad “, exclamó el 7º hombre. “¿ Por qué recibe él 9€ de rebaja cuando yo recibo sólo 2€? ¡Los ricos siempre reciben los mayores beneficios!”


    “¡Un momento !”, gritaron los cuatro primeros al mismo tiempo. “¡ Nosotros no hemos recibido nada de nada. El sistema explota a los pobres!”


    Los nueve hombres rodearon al 10º y le dieron una paliza. La noche siguiente el 10º hombre no acudió a beber, de modo que los nueve se sentaron y bebieron sus cervezas sin él. Peroa la hora de pagar la cuenta descubrieron algo inquietante: Entre todos ellos no juntaban el dinero para pagar ni siquiera LA MITAD de la cuenta.


    Y así es, amigos y amigas, periodistas y profesores universitarios, gremialistas y asalariados, profesionales y gente de la calle, la manera en que funciona el sistema de impuestos. La gente que paga los impuestos más altos son los que se benefician más de una reducción de impuestos. Póngales impuestos muy altos, atáquenlos por ser ricos, y lo más probable es que no aparezcan nunca más. De hecho, es casi seguro que comenzarán a beber en algún bar en el extranjero donde la atmósfera es algo más amigable.


    Moraleja: ” El problema con el socialismo es que uno termina quedándose sin el dinero de la otra gente”.


    Ya lo dijo Margaret Tatcher:

    “El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero…. de los demas”


    Para quienes comprenden, no es necesaria una explicación.

    Solo con la primera distribucion ya es de traca. Los impuestos deben de ser verdaderamente proporcionales, un 30% y au, es un puto robo.

    Blackebi está desconectado  Responder Con Cita


    jueves, 3 de septiembre de 2020

    Que divertida es la montaña rusa

    “Hubo unos padres de la Constitución que, según ahora sabemos por Su Sanchidad, eran peones del PSOE, el auténtico arquitecto de la Carta Magna”
    Cuando parece que todos los adjetivos y metáforas se han agotado para definir al Gobierno de Pedro Sánchez, llega el ocurrente Juan Carlos Girauta y se marca un paralelismo desopilante.



    El que fuera diputado de Ciudadanos, actualmente columnista de ABC, compara al Ejecutivo socialcomunista con una suerte de montaña rusa repleta de sobresaltos y con la sensación de que, a pesar de que se asegura la estabilidad de la atracción, uno tiene la sensación de salir despedida de la misma en cualquier momento.

    Comienza su repaso de esta guisa, con la vicepresidenta primera del gabinete sanchista:

    La doctora en Derecho Constitucional Carmen Calvo, número dos del Gobierno, cree que la ley de Presupuestos es orgánica. Ahora ve e intenta hablarles de libertad negativa. De Calvo abajo, empeora. Ella tiene sus peculiaridades, usa ejemplos que contrarían sus tesis, abunda en el solecismo, presenta lagunas pixi-dixis que no voy a traer a colación. Y aquel «nos va la vida» con que llamó a una tóxica manifestación no fue precisamente un acierto. Aunque sí una profecía. Desde María Tifoidea no se ha visto propagación de rastreo más certero. Hasta Simonilla, quimera de Simón e Illa, daría con la número cero. Pero sería absurdo culparla a ella. Porque ella no sabe lo que hace.


    Pasa a ese dueto que conforman Salvador Illa y Fernando Simón:

    Pues bien, descendamos. Simonilla, ese ser plural, no le llega a Calvo a la suela del zapato, cuya marca omito por no caer en micromachismos. Y eso que la quimera atroz también tiene estudios. Inadecuados, eso sí, para sus cargos, tanto en la mitad de ministro del PSC como en la mitad de doctor sin MIR. Simón tiene muchos admiradores porque este país es muy normal y la gente está muy centrada; se hacen camisetas con su jeta y el pianista del régimen, capaz de sosegar al Ibex, siente algo por él: «Estoy un poco enamorado de Fernando Simón. Apuesto a que huele a caballos, madera y consuelo».

    Encabezar la peor gestión del mundo después de Perú, desalentar las mascarillas porque una falta de previsión culpable ha roto el stock, o bendecir la manifestación de María Tifoidea son razones más que suficientes para no ahorrarle un mote al Don Simón de la bodega, a Simón el Mago del marketing, al Simón de Radio Futura.


    Girauta encuentra posibles explicaciones para que a Simón se le trate tan bien, mediáticamente hablando:

    Pues sepan que la España de progreso le defenderá con uñas y dientes contra los motes –desahogo del pueblo–, contra las críticas y contra los cincuenta mil muertos de más. ¿Cómo se llega ahí abajo? Qué sé yo. La cosa merece una investigación multidisciplinar. Mi primera hipótesis: síndrome de Estocolmo colectivo tras el secuestro masivo (los admiradores), combinado con síndrome de Munchausen por poderes (el admirado).

    Y termina su repaso con otros ministros, alguno de ellos ausentes como el responsable de Universidades:

    Como pasó con Calvo, de Simonilla abajo es aún peor. Descendemos por entre los ausentes a los Castells, los desentendidos a lo Celaá y los dinamiteros de la Constitución. Repasas el Gobierno y te sientes caer en picado por una montaña rusa gigantesca. Entonces piensas que la atracción será segura. Ahí está el sosegado Ibex, bendiciéndola. No será para tanto, el canguelo es normal, pero por fuerza la solidez del sistema debe estar garantizada. Unos ingenieros lo diseñaron, las fuerzas se equilibran, todo se previó para que la montaña rusa no se vaya al carajo. Hubo unos padres de la Constitución que, según ahora sabemos por Su Sanchidad, eran peones del PSOE, el auténtico arquitecto de la Carta Magna. (Por cierto, con esto ya se han inventado el siglo XX entero.) Pero en cuanto a los mecanismos de seguridad de la atracción, yo soy más de Calvo: nos va la vida.

    Carlos Girauta

    miércoles, 19 de agosto de 2020

    Rendirse con armas y bagajes

    Cuando veía a Cayetana en su escaño del Congreso siempre me acordaba aquellos versos de Heine que rezan 'Die schönste Jungfrau sitzet dort oben wunderbar!' lo que traducido, más o menos, significa “La damisela más encantadora está sentada allí arriba, tan hermosa”. A lo mejor muchos dirán que ni es encantadora ni damisela ni hermosa. Cosas de la envidia, supongo, porque lo cierto es que a Cayetana la han envidiado propios y extraños. Que podemitas, separatas y social parásitos le tuvieran inquina es de todo punto comprensible. Cayetana era un potente espejo ante el cual se reflejaba su grotesca figura de sapo fangoso y lleno de verrugas, su monstruosa vileza y su mendacidad perversa. Pero que haya sido entre los que ella creía que eran los suyos donde haya suscitado mayores reconcomes, mayores iras, mayores rabietas, en suma, es digno de estudiar.

    Para hacerlo habrá que aclarar un par de cosas. En primer lugar, Cayetana jamás fue un verso libre dentro del espectro liberal-conservador, al contrario, los que son unos versos libres –malísimos, por cierto– son quienes se empeñan en seguir la nefasta senda del sorayismo que no conduce a nada. Cayetana representa en nuestro país lo que en Gran Bretaña podría ser una perfecta líder del partido Tory, culta, elegante, directa, ideológicamente sin complejos ni autocensuras y, sobre todo, patriota. Que en España el principal partido de la oposición considere todo eso como un ataque a la autoridad de su líder ha de preocuparnos a todos los demócratas.

    Cayetana, igual que pasó con Juan Carlos Girauta, hablan un lenguaje que resulta poco menos que incomprensible a los secretarios de organización. No les entienden, no saben a qué atenerse con estos personajes que aspiran a servir y no a colocar a su primo de concejal en Matalascabrillas del Duque"

    Otro aspecto, y no el menor, es que Cayetana ha defendido la batalla cultual contra la pseudo izquierda, dictadora de lo que se puede o no decir en los medios, en la cultura, en historia, en feminismo, en ecología o en educación, por no extenderme. La hegemonía del pensamiento políticamente correcto, que suele ser intelectualmente estúpido, ha sido desafiada por Álvarez de Toledo con energía y, lo que es mejor, con solidez argumental. Entiendo que en cualquiera de los partidos existentes a día de hoy en nuestra nación hablar de debate cultural sea poco menos que hacerlo de la inmortalidad del cangrejo. Están tan acostumbrados a hacerlo de comisiones, reparto de cargos, componendas, puñaladas traperas y otras minucias que les es físicamente imposible hablar de algo con un nivel medianamente intelectual. Aquí no se debate, pero no es por falta de ganas, sino por falta de materia gris, de reflexión, de ideas, de capacidad dialéctica. Cayetana, igual que pasó con Juan Carlos Girauta, hablan un lenguaje que resulta poco menos que incomprensible a los secretarios de organización. No les entienden, no saben a qué atenerse con estos personajes que aspiran a servir y no a colocar a su primo de concejal en Matalascabrillas del Duque.

    Ante esa imposibilidad de entendimiento, no hay arreglo posible. Sabíamos que lo de Cayetana no sería para siempre, y así lo ha demostrado la lógica implacable de una partidocracia culpable en buena parte de la postración en la que se ve sumida nuestra sociedad. Entiéndaseme bien, no creo que Pablo Casado sea un mal tipo, al contrario. Pero es un político conservador al uso del PP en los últimos años, un ejemplo de cómo empiezas con buenas palabras y acabas siendo suplantado en tu escaño por el bolso de un Bruto – o Bruta - cualquiera. No creo que sea consciente, aunque muchos opinen que existe una estrategia para formar un gobierno o lograr un acuerdo con Sánchez. Qué ilusos. Sánchez no pactará jamás en serio salvo con su propio ego, con Su Mismidad. El jefe de aquella banda que tanto le echaron en cara a Rivera cuando los definió así, certeramente, no consentirá un PP alternativo. Solo le interesa uno políticamente correcto, que opine que Vox es casi peor que los nazis pero, en cambio, que mire con sonrisa indulgente a los de Bildu, que se someta a sus métodos, que emita los mismos mensajes narcóticos y funestos como ya ha hecho Arrimadas. Así podrá decir que lo suyo es transversal y toda esa sarta de horteradas pijoprogres que oímos a diario en los medios de comunicación serviles y persas.

    Para llegar a eso, el okupa de la Moncloa necesitaba sacarse de encima a Rivera, a Girauta, a Cayetana. Y ya lo ha logrado. Si eso no es una rendición con armas y bagajes del centro derecha español en toda le regla, ya me dirán ustedes qué carajo es. Aunque quizás, reflexionando, sea algo mucho peor. Suicidio.

    vozpopuli autores
    Miquel Giménez

    A Toro Pasado

    Opiniones de Santi Vila  (10 Setiembre 2022) "La mayoría del Gobierno de Puigdemont éramos supercatalanistas, pero también españoles&qu...