lunes, 28 de abril de 2014

Taxista Musical

-Ni hablar yo de aquí no me bajo.
-¿Cómo dice? 
-Qué de aquí no me bajo ni loca.
-Debe usted apearse por favor.

Estaba estupefacto, era la primera vez en su dilatada carrera profesional que un cliente se negaba a bajarse del taxi....

-Mire usted, la carrera es de 17 €, yo no puedo hacer nada y necesito que usted se baje para seguir trabajando.
-La culpa es suya, por poner esta exquisita música en su lugar de trabajo, estoy agobiadísima, deprimida, tengo un montón de problemas laborales y vd., si vd. ...me transporta al 'Paraíso' envuelto en su música sinfónica con sus 5 altavoces, 'sensorround' y además exclusiva, el único concierto de 'Rick Wakeman Journey to the Centre of the Earth', no puedo salir de aquí, no volveré a oír esta maravilla nunca, estoy paralizada, su vehículo me ha devuelto la magia que me falta, ¿Pretende vd. que yo me vaya ahora? ¡Ni hablar!

-¿Entonces le gusta la música de ambiente que llevo en el taxi?
-¿Gustarme? ¡No! Me vuelve loca, lléveme a donde sea, pagaré lo que haga falta, pero yo quiero oír el concierto entero.

Tragó saliva, a él le gustaba poner la música que le hacía evadirse entre las montañas o penetrar hasta el fondo de las mismas, era como viajar a través del alma, y por fin alguien entendía lo que él sentía, una visita a las entrañas del alama.

-Verá vd., la música para mi es una escapatoria, por eso no doy conversación a los clientes, pongo la música y observo distarídamente sus caras, sus gestos, como se descongestionan.
-Tu taxi es un micromundo y me gustaría que me invitase a entrar en él, me ha puesto la miel en los labios.....quiero una hora más, por favor.

De modo que ella conoció con otro punto de vista los rincones mas maravillosos de la ciudad por alguien que la recorría a diario y se dejó llevar por las sonidos de orquestas y composiciones que jamás había oído mientras escuchaba atenta las peripecias para obtener determinados CD's únicos y piezas valiosas de coleccionista.
Vieron el atardecer desde un pequeño restaurante en el puerto con vistas a los barcos pesqueros y las redes desordenadas sobre el muelle.

Al salir la llevó a casa el no quiso cobrarle pero ella insistió en hacerlo, pero le pidió la dirección puesto que no llevaba tal cantidad encima.

Al día siguiente ella fue a buscarle a su casa pero él, tozudo no quiso cobrar por lo que ella no tuvo mas remedio que pagarle con creces todas las sensaciones con otra música especial que solo ella disponía....


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