jueves, 13 de septiembre de 2018

Te vas a enterar ....



Pedro Sánchez, con su reciente twit amenazando con acciones legales podría asesinar la legislatura más delirante de la democracia española. 

Para ser el adalid dela libertad de prensa y firme competidor de la ley mordaza, no está mal, amenazar a los medios, nos recuerda más bien al denostado Trump y nos aleja la imagen de defensor de la transparencia y sus reuniones con Iglesias y Separatistas en streaming que aún estamos esperando .


Todo iba según el plan hasta que le llegó el turno de palabra a Albert Rivera. El plan de Pablo Casado era atacar el flanco apaciguador abierto patéticamente por Josep Borrell, el teórico paladín contra el nacionalismo de este Gobierno, y el plan de Sánchez era responder exigiendo al PP la lealtad que él mostró con Rajoy. Todo muy aseado, sin cargar mucho la suerte, según mandan los cánones bipartidistas. 

Pero todo el mundo tiene un plan hasta que recibe el primer puñetazo. Rivera se acercó; midió la distancia mentando los casos de Cifuentes, Casado y Montón, encontró la guardia baja en el veto de PP y PSOE a la proposición de ley de transparencia universitaria de Ciudadanos, calculó el tiempo de reacción de su contrincante -el Young Sánchez de Aldecoa- y, en el instante oportuno, descargó un inesperado directo al cuerpo: 

-Señor presidente. Existen dudas razonables sobre su tesis doctoral. Acabemos con la sospecha: no puede haber un caso presidente del Gobierno. Haga pública su tesis doctoral para disipar las dudas. ¿Qué tiene que ocultar?

El golpe alcanzó el hígado presidencial, que se agarró al reposabrazos y balbució la frase que ahora le persigue con el aroma venenoso de la mentira flagrante y primer error: 

-Mi tesis doctoral está publicada y colgada en Teseo. Está... usted dirá que no, pero usted no se prepara las preguntas... 

Afortunadamente sonó la campana. La señora Pastor, del colegio gallego, había invocado el código seguramente para evitar el encarnizamiento, pero no tuvo más remedio que cortar el micrófono del presidente. Sánchez se quedó varios segundos en pie, hablando sin sonido, como un pollo que le han cortado la cabeza, gesticulando e incendiando el cuerpo de Rivera con su mirada tipo Cíclope de X-Men y blandiendo el dedo índice amenazador. 
Se sentó muy despacio, mascando la venganza que allí mismo empezaría a cavilar. Algunos diputados de Ciudadanos aseguran que el presidente del Gobierno -el presidente del Gobierno- espetó desde el escaño al portavoz naranja: "Te vas a enterar". Quizá a estas horas ya se haya fijado un nuevo destino para las bombas de Arabia Saudí. 
Ya puede ir instalando C's un escudo antimisiles en su sede, porque son el enemigo. El adversario es Casado, pero el enemigo de Sánchez -y de Iglesias, y de Rufián, y de Torra, y de Urkullu- es Rivera.En realidad, la maniobra de Rivera era de manual, considerando que no hacía ni 12 horas que había dimitido una ministra sanchista por plagio. 
Al hacerla dimitir, muchos analistas interpretaron que sacrificaba una pieza para cobrar la mayor: el jefe de la oposición, matriculado en el mismo máster que ha tumbado a Montón. Pero olvidaban que después de Casado venía el doctor Sánchez, y que él mismo ha fijado el listón al dejar caer a su ministra: ahora todo el mundo sabe que un plagio vale una dimisión. 
Existe una coincidencia en el master de Montón y la tesis de Sánchez, la alergia a publicarla, sabiendo como se sabe que una vez hecho en cuestión de minutos se puede descubrir si ha habido plagio, como se demostró con la ministra para su humillación, no ser capaz de realizar un trabajo por uno mismo, ridiculiza y dice mucho del carácter tramposo del que realiza tal acción.
"Si Sánchez no enseña su tesis quizá sea porque no está limpia", piensa España. La jugada estaba en la mesa pero Casado no podía ejecutarla sin exponerse él mismo. Y Rivera no desaprovechó la ocasión.¿Y ahora? En estos momentos algo más de la mitad de todos los periodistas de Madrid están tratando de hacerse con la tesis del presidente para escrutarla sin piedad. Sánchez ha demostrado varias cosas, un maquiavelismo inquietante, su capacidad de mentir en función de su ambición sin límites, y su nula capacidad de análisis, por ello cuenta con el asesor Ivan Redondo, verdadero artífice de su entrada en la Moncloa, su Gobierno se tambalea. Los independentistas le chantajean con el referéndum, el PP le abre frentes que van desde la purga en TVE hasta la desaceleración económica o el desamparo a Llarena, Moscovici aprieta a Calviño, los barones exigen una reforma de la financiación, hasta Podemos abronca al Gabinete por no publicar la lista de los amnistiados fiscales y por proteger a la Corona. Entretanto, el país está legislativamente tan paralizado como el Parlament. Con la diferencia de que en el Congreso no se puede amordazar a la oposición.

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