"Mamá, ¿por qué no nos volvemos a Cataluña? Allí, yo era listo".
El historiador y periodista César Vidal relata una historia "rigurosamente cierta" sobre una madre y su hijo que van de Cataluña a Madrid
A estas alturas de la democracia cuesta creer que todavía en Cataluña la Consejería de Enseñanza siga sin aplicar el blingüismo que las leyes y los tribunales obligan --Sentencia del Supremo: el castellano es lengua vehicular en Cataluña--. Pero es así. "La historia que voy a relatar hoy es rigurosamente cierta".
El siguiente relato lo escribió el periodista e historiador César Vidal en su columna de La Razón este miércoles --8 de febrero de 2012-- y narra el drama de una madre y su hijo que se trasladan de Cataluña a la Comunidad de Madrid.
Una mujer divorciada llegó a Madrid "hace poco más de medio año", se adaptó al nuevo trabajo y escolarizó a su hijo en una de las escuelas de la Comunidad de Madrid. Pero el niño solo había estudiado en catalán, en aplicación de la inmersión lingüística obligatoria en catalán, en contra de lo que establecen los tribunales --El TSJC obliga a incluir el castellano como lengua vehicular en la educación catalana--.
"Con tan sólo dos horas de español a la semana y una profesora que, al despedirlo de clase, le dijo con lágrimas en los ojos que, por encima de todo, no olvidara el catalán, aquella criatura descubrió asustado que chocaba con insalvables dificultades para comprender lo que le decían en clase [en Madrid]", añade Vidal.
"SERIAS DIFICULTADES PARA ENTENDER LAS EXPLICACIONES"
El problema no solo es la "ortografía", al fin y al cabo este es un problema en toda España, el asunto clave es que el niño "padecía serias dificultades para entender las explicaciones en matemáticas o en cualquier otra materia".
El drama, según relató Vidal, se produjo a primeros del mes de febrero de 2012:
"El niño entregó a su madre unas notas que incluían un dos en matemáticas. Las había ocultado durante unos días temeroso de que su madre lo castigara. Abrumado por aquella suma de sinsabores, acabó preguntando: "Mamá, ¿por qué no nos volvemos a Cataluña? Allí, era listo"".
No es un caso aislado, si bien es cierto que, desde la Generalidad, los asuntos que tocan al núcleo nacionalista --en Cataluña la lengua se ha politizado-- se esconden y los medios las ignoran --Más de 159 millones de euros gastados en política lingüística exclusiva en catalán--.
DOS TIPOS DE ESCUELAS
Vidal lo tiene claro, el hijo de la mujer "es, a fin de cuentas, una víctima más de la sectaria e inhumana política adoctrinadora --que no educativa-- del nacionalismo catalán". La política que se está aplicando "condena a los niños castellanoparlantes a convertirse en criaturas que sufren en Cataluña el mismo drama que este niño catalán y a niños catalanes, como el de esta historia totalmente verídica, a no abandonar jamás su terruño si es que desean entender algo y que los entiendan" --El rendimiento escolar de los niños castellanohablantes en Cataluña es peor por la inmersión--.
Este es uno de los objetivos del nacionalismo lingüístico macerado durante dos décadas por Jordi Pujol (CiU). Curiosamente, toda la clase política catalan lleva sus hijos a colegios privados en los que la inmersión lingüística no es un objetivo del centro. Dos tipos de escuelas, para dos tipos de ciudadanos, los de primera y los de segunda.
Así finaliza Vidal su artículo --"En Cataluña soy listo..."--:
"¡Maravilloso futuro el de no poder salir de tu tierra y verte obligado a convertirte en siervo de la gleba de los nacionalistas que la controlan! Artur Mas ha definido recientemente la inmersión lingüística como algo marcado con líneas rojas. El color debe proceder de las lágrimas de sangre derramadas por los padres decentes que contemplan cómo sus hijos son las víctimas inocentes de una política educativa criminal".
A estas alturas de la democracia cuesta creer que todavía en Cataluña la Consejería de Enseñanza siga sin aplicar el blingüismo que las leyes y los tribunales obligan --Sentencia del Supremo: el castellano es lengua vehicular en Cataluña--. Pero es así. "La historia que voy a relatar hoy es rigurosamente cierta".
El siguiente relato lo escribió el periodista e historiador César Vidal en su columna de La Razón este miércoles --8 de febrero de 2012-- y narra el drama de una madre y su hijo que se trasladan de Cataluña a la Comunidad de Madrid.
Una mujer divorciada llegó a Madrid "hace poco más de medio año", se adaptó al nuevo trabajo y escolarizó a su hijo en una de las escuelas de la Comunidad de Madrid. Pero el niño solo había estudiado en catalán, en aplicación de la inmersión lingüística obligatoria en catalán, en contra de lo que establecen los tribunales --El TSJC obliga a incluir el castellano como lengua vehicular en la educación catalana--.
"Con tan sólo dos horas de español a la semana y una profesora que, al despedirlo de clase, le dijo con lágrimas en los ojos que, por encima de todo, no olvidara el catalán, aquella criatura descubrió asustado que chocaba con insalvables dificultades para comprender lo que le decían en clase [en Madrid]", añade Vidal.
"SERIAS DIFICULTADES PARA ENTENDER LAS EXPLICACIONES"
El problema no solo es la "ortografía", al fin y al cabo este es un problema en toda España, el asunto clave es que el niño "padecía serias dificultades para entender las explicaciones en matemáticas o en cualquier otra materia".
El drama, según relató Vidal, se produjo a primeros del mes de febrero de 2012:
"El niño entregó a su madre unas notas que incluían un dos en matemáticas. Las había ocultado durante unos días temeroso de que su madre lo castigara. Abrumado por aquella suma de sinsabores, acabó preguntando: "Mamá, ¿por qué no nos volvemos a Cataluña? Allí, era listo"".
No es un caso aislado, si bien es cierto que, desde la Generalidad, los asuntos que tocan al núcleo nacionalista --en Cataluña la lengua se ha politizado-- se esconden y los medios las ignoran --Más de 159 millones de euros gastados en política lingüística exclusiva en catalán--.
DOS TIPOS DE ESCUELAS
Vidal lo tiene claro, el hijo de la mujer "es, a fin de cuentas, una víctima más de la sectaria e inhumana política adoctrinadora --que no educativa-- del nacionalismo catalán". La política que se está aplicando "condena a los niños castellanoparlantes a convertirse en criaturas que sufren en Cataluña el mismo drama que este niño catalán y a niños catalanes, como el de esta historia totalmente verídica, a no abandonar jamás su terruño si es que desean entender algo y que los entiendan" --El rendimiento escolar de los niños castellanohablantes en Cataluña es peor por la inmersión--.
Este es uno de los objetivos del nacionalismo lingüístico macerado durante dos décadas por Jordi Pujol (CiU). Curiosamente, toda la clase política catalan lleva sus hijos a colegios privados en los que la inmersión lingüística no es un objetivo del centro. Dos tipos de escuelas, para dos tipos de ciudadanos, los de primera y los de segunda.
Así finaliza Vidal su artículo --"En Cataluña soy listo..."--:
"¡Maravilloso futuro el de no poder salir de tu tierra y verte obligado a convertirte en siervo de la gleba de los nacionalistas que la controlan! Artur Mas ha definido recientemente la inmersión lingüística como algo marcado con líneas rojas. El color debe proceder de las lágrimas de sangre derramadas por los padres decentes que contemplan cómo sus hijos son las víctimas inocentes de una política educativa criminal".
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