miércoles, 13 de diciembre de 2017

El independentista que dejó de serlo en un bar

El independentista que dejó de serlo delante de la barra de un bar

Parece el título de una película, pero lo traigo al blog como una curiosidad, porque aquí en Cataluña dentro del maniqueísmo en el que vivimos, uno de los discursos es precisamente el contrario, el de un ciudadano normal, que de repente ve la luz y se convierte al secesionismo como si fuera una religión, casi siempre oyendo a Madrid (como si fuera un ente con voz propia), incluso Pedro Sánchez con el oportunismo político que le caracteriza llegó a llamar a Rajoy 'la máquina de hacer independentistas', por cierto una afirmación no demasiado justificada, sin demostrar que él era lo contrario, navegando en la equidistancia como nos tiene acostumbrados.

Joan Planas ha recorrido España para conocer qué piensan los ciudadanos de la cuestión territorial catalana.

"Los independentistas no saben muy bien cómo encajarme porque yo era uno de ellos, no soy un españolista más y no pueden utilizar sus típicos argumentos". 

Joan Planas, de 33 años, es un 'Rara Avis' de 'no independent
dista' converso. Cineasta defensor activo del secesionismo catalán, pero hace unos tres años su ideología cambió. Nacido en el pequeño pueblo de Sant Fruitós de Bages (8.243 habitantes, Barcelona) —cerca de Manresa—, de aspecto moderno y fisonomía delgada, Planas se propuso rodar una película en la que contar el conflicto territorial de su tierra desde el punto de vista de los ciudadanos de a pie. Emprendió un viaje por los bares de toda España hace ya tres años para documentar el guion de su largometraje y encontró más de lo que esperaba.

 "Tuve que votar en la consulta catalana de aquel 9 de noviembre del 2014 y de repente me vi votando que no, fue entonces cuando pensé: Joan, que ya no eres independentista".

Planas era un separatista "racional, no emocional", más por rechazo a una España con la cual no se identificaba, que por un sentimiento acérrimo de pertenencia al pueblo catalán. "En mi casa nunca se planteaban estos temas, mis padres nunca me dijeron piensa esto o lo otro". Habla la lengua catalana siempre y desde siempre, incluso con amigos que le responden en castellano.

"En Cataluña es normal que en una misma reunión unos charlen en catalán y otros en castellano". 

Pero la crisis y dos años de residencia en Madrid hicieron que el cineasta asentara su posición a favor de la independencia.
Después de vivir dos años en la capital, donde no paraba de escuchar que los catalanes eran "unos maleducados", Planas volvió a Barcelona. 

"Me sorprendió la cantidad de esteladas que había por las calles, nunca antes la había visto así. Cuando el PP llegó al Gobierno empezó a haber más crispación que nunca, parecía que nos odiaban y yo no veía ninguna posición en contra". 

Fue entonces cuando lo tuvo claro: no quería formar parte de esa España, "de esa sociedad cutre y de Sálvame Deluxe". Participaba en debates a favor del independentismo, daba charlas para explicar su postura y, de repente, emprendió el viaje. 

"Quería conocer la visión que los españoles tenían del conflicto para hacer una película de ficción, y qué mejor que hacerlo en los bares, donde la gente expresa sus opiniones más sinceras".

Gastó unos 2.000 euros en dos meses de viaje por España e hizo 100 entrevistas a españoles, a menos de un mes de la consulta catalana del 9 de noviembre'14, Planas comenzó el periplo. "Hice las entrevistas justo cuando el tema estaba de máxima actualidad". Y así nació el germen de España desde el bar. Lo que era un simple viaje de documentación se convirtió además en un libro y en un giro de 180 grados en las ideas del cineasta. Recorrió durante unos dos meses todas las capitales de comunidad autónoma e incluso alguna ciudad o pueblo menor. Llegaba a un bar, examinaba al personal y decidía a quién entrevistar.

"Me sentaba con la gente, lanzaba preguntas al aire y dejaba que ellos debatiesen, pero yo nunca opinaba, era un simple espectador".

Las cuestiones que Planas planteaba tenían que ver con la cuestión territorial, la Monarquía, la cultura de cada región, la política o la religión. "A veces ellos mismos lanzaban más preguntas, les pedía 15 minutos y acababan hablando hora y media. Cuando acababa la entrevista, me decían que qué opinaba yo como catalán que era".

Un madrileño que no se sentía español 

La primera sorpresa se la llevó, precisamente, en su primer encuentro. "Llego a Madrid y me dice un madrileño que él no se sentía español, y yo pensé, '¿este es catalán o qué?". Planas realizó 100 entrevistas a españoles y una última a una extranjera durante los dos meses de investigación y todas le asombraron. 

"Me di cuenta de que los medios y los políticos no reflejan lo que en realidad piensa la gente. Hay otras comunidades autónomas como Galicia y Asturias donde los ciudadanos también se quejan del trato que reciben del Gobierno central. Y en Cataluña no recibimos lo que de verdad quieren y piensan de nosotros".

El cineasta destaca que gran parte de los entrevistados no tenían ningún problema con que los catalanes votasen por la independencia, de hecho, querían que lo hiciesen. Pero encontró excepciones.
Planas se deshizo de tópicos, dejó de rechazar lo español y regresó a casa. Conocer distintos puntos de vista fue lo que le hizo cambiar de opinión y votó 'no' por la independencia. 

"Las últimas entrevistas las hice en Cataluña, para entonces mi visión ya era distinta. Casi todos con los que hablé eran independentistas, pero no se negaron a aparecer en un libro que tuviese en el título la palabra España"

Por el camino descubrió odios entre regiones vecinas y algún 'soñador' que hasta quería reconquistar Portugal. "Intentaba no repetir edades ni estilos de persona para conseguir una perspectiva más diversa". Gastó unos 2.000 euros de su bolsillo. Se alojaba en hostales o casas de amigos, y a veces comía tan solo una vez al día.

Y así, delante de la barra de un bar, el cineasta se descubrió a sí mismo como no independentista. 

"Me di cuenta de que el odio que yo percibía antes del viaje no era cierto, y que la gente estaba descontenta con el Gobierno, como lo estaba yo". 

Tanto aprendió de las entrevistas, que las ha recogido en el libro 'España desde el bar' .En su cabeza tiene también el guion de la película en la que se basará el viaje y sus deseos para las próximas elecciones. 

"Yo lo que quiero es que la gente pueda decidir, pero no quiero la independencia para Cataluña".

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